domingo, 26 de octubre de 2008

Entrevista en el día de la madre

En el día de la madre entrevistamos a una madre de cuatro generaciones.
Su hija Lucía de 61 años, su nieta Maria de 41 años, su bisnieta Victoria de 21 años y su tataranieto Juan Francisco de apenas dos meses, forman parte de la familia de “July”, nuestra entrevistada.
July nos abre las puertas de su casa y nos habla de su infancia, de su
juventud, nos cuenta de su gran amor, de sus ilusiones, de sus luchas, de tristezas y alegrías, compartiendo con nosotros parte de su hermosa historia de vida y de amor.
Van aquí un par de preguntas de la entrevista realizada:

-¿Cómo describiría usted al amor, July?

-El amor debe ser una entrega total. No debe haber secretos. Poder contarle todo al otro crea confianza y une a la pareja. Mira, yo te digo esto y es completamente así, desde que yo conocí a “mi gordo” para mi no hubo jamás otro hombre. Los otros eran seres humanos dentro de unos pantalones pero nunca ninguno, que no fuera él, despertó en mi ningún tipo de interés como hombre.
A mi me brincaba el corazón cada vez que él llegaba a casa, tanto a los más de veinte años de estar casada como cuando recién estaba de novia. Mi marido se iba y me daba un beso y llegaba y me daba otro, así cada día desde que nos casamos. Nos dormíamos tomados de la mano. Nunca un grito ni un mal modo hubo entre nosotros. Jamás se sentaba a la mesa a comer sin esperarme y me decía: “¿Cómo no va a estar rico? Si lo hiciste vos y con amor” Estuvimos 25 años casados y fueron 25 años de felicidad. Cuando murió mi esposo yo tenía 53 años y aunque era joven jamás se me ocurrió pensar siquiera en volver a estar con alguien. ¿Cómo podía yo imaginarme al lado de alguien después de haber estado al lado de un hombre como el que fue mi esposo? El primer beso y el último fueron para él.

-July hace una pausa. Los ojos brillan pero esta vez el brillo es diferente, más húmedo... más triste.

-¿Qué comparación establece entre las familias de hoy y las que usted conoció en su juventud?

-Muchas cosas han cambiado. Particularmente me llama mucho la atención que los jóvenes parecen estar siempre apurados, más preocupados por lo que vendrá que por lo que están viviendo en ese momento. Y así, no se disfruta. Se pierden de disfrutar de las cosas lindas que están viviendo por estar pensando en las que vendrán. Pareciera que todo esta fuera de lugar, fuera de tiempo. Por ejemplo, hoy los chicos jóvenes deciden irse a vivir juntos cuando aún no saben bien lo que quieren. Reconozco que muchas de las costumbres que había en mi época de juventud eran algo exageradas, pero te digo una cosa, yo no veo nada bien eso de las relaciones prematrimoniales. Antes llegábamos al matrimonio con mucha ilusión y eso lo hacía muy bonito. Respecto a los hijos, yo no critico a nadie, pero los hijos ya no son los hijos de antes. No hay respeto por sus padres, ya nada es lo que era.

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